23.7.10




The cracked paint on the ceiling,

laughter when you’re feeling
really dead inside.

Gary comes with Marianne,
Julie brought sin with his Susan
they say don’t hide

Muffle voice is on the TV,
in your car, you see just tea leaves.
Take a look inside
What do you see?
What do you see?

See, beautiful losers
Lovely, lovely losers
Just you and me
See, beautiful losers
Lovely, lovely losers
Just you and me.

Well we spit blood while we’re laughing,
leave all our lies for nothing
just like the sea.

We’re moving while we’re dying,
laughing while we’re crying.
Yeah, you and me

And david cries for Caroline
and julie she waste all her time
just on shooting star

I just lie and meditate,
then I smash and curse and hate
the whole damn farse.

(Cause we are)

Beautiful losers

Lovely, lovely losers
Just me and you
Beautiful losers
Darling, darling losers
My song is true.

22.7.10

Cada vez te recuerdo con menos lucidez. Poco a poco esas imágenes van desapareciendo, callando de a poco taciturnas, sumergiéndose sin conciencia en la espesa bruma de la memoria. Cada vez más confusas, inexactas, hasta que un día, sólo tenga un montón de pasajes poco reales de lo que realmente sucedió. Un puñado de asoleados recuerdos que, a medida que pasen los años, se irán disgregando mientras se refugian inocentes entre en ese fino lienzo que aísla mi memoria de mi astuta imaginación.
¿Cómo seguirte buscando si ya no recuerdo cómo eras? ¡Qué desteñida resignación!

Algo chorrea desde lo alto. Cada cierto tiempo, una pesada gota se desprende solitaria desde arriba. Nunca sé exactamente adónde caerá, así que, en mi ceguera, abro los brazos y los extiendo para dar con la suerte de la próxima. Algunas veces, me tocan los dedos, otras tantas el rostro. Gotas tibias, se separan de un impreciso techo y se derrumban agotadas, sin esperanzas, sobre el inequívoco suelo de la habitación. Se diluyen en un trino, y al rato, puedo oír como cada simple cúmulo de agua, en su suspensiva relación, confunde y molesta al desprecio de esta pobre y silente desolación, que ya no me causa nada más que angustia e incertidumbre.

█ El túnel – Declaración de principios


Todo pareciera viajar por un túnel; o por infinitos túneles. Un conjunto de secos ríos subterráneos que llevan de un lugar a otro. Una vertiginosa serie de conexiones, de acontecimientos, que llevan la vida de lugar a lugar, de personas a personas. El nexo del mundo que viaja por abajo, mientras todos buscan la solución en un arriba.

El túnel es un simple canal, es un pasaje subterráneo que une dos puntos cualquiera del universo. Dos instancias. Es un paso, una transición a algo más. Algo que debe ser superado, traspasado. Algo que ha de transgredir la esencia del desánimo, del decaimiento, la postergación de la verdad que atrapa y no deja seguir.

El camino que siembra el túnel es desconocido a priori, pero es la única manera de ir a otro destino. Es el riesgo necesario. Es la manera de viajar y superar el vacío abismal de la nada: la tierra crujiendo, el miedo, la desesperación muda, el sudor, la impotencia, algo que te lleva de las piernas, el fundido a negro.

En la nada habitan como hermanos la ceguera espiritual y el oscuro tramo borrascoso entre un intento y el otro. El dolor mustio y cansado de volver a equivocarse, la execrable eternidad de lo que nos negamos y nos niegan. Lo imposible, eso, la porfía del estéril, la cárcel que yace aquí adentro y nos tiene sumisos adorándola. Esta lamentable costumbre de nunca avanzar, de siempre quedarse en medio de la vía. La nada te hace sentir los rieles, la máquina que acecha a toda velocidad. El viento, el frío, el chirrido del metal que hace bramar la tierra en la que uno se sostiene. Sentir venir el agudo grito de eso que no se puede ver y que duele. El negro infinito del túnel.


Al principio, siempre está oscuro

17.7.10

En todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles.

(El túnel - Ernesto Sábato)

Gente que mira por la ventana

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