3.4.13

Hay luz sobre algo. Lo envenena no ser comprendido. Lo sume en el suplicio de no poder respirar. Pide a gritos agua, le entregan tierra. Se ahoga sabiendo que del otro lado no hay nada. El profundo abismo que alimenta al vacío.
Después de ese absurdo intercambio de ideas con M. se da cuenta de que no tiene sentido hacerse entender con alguien que habla en otra lengua. Que se mueve por otros caminos, que una confesión tiene el mismo significado para ella que la etiqueta de una lata de arvejas en el supermercado. Eso es tremendo.

Gente que mira por la ventana

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